viernes, 27 de agosto de 2010

Huelguistas de Acepar piden que la Iglesia encabece diálogo


“Aceptamos el comunicado y solicitamos que sea la propia Iglesia Católica la que encabece el diálogo. Que convoque a las partes en conflicto”, dijo Hugo González Chirico, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Acepar (SITRAC), luego de conocer el pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP). La CEP insta al diálogo y al cumplimiento de la Ley.
Los trabajadores están en huelga hace más de cuatro meses. Exigen el cumplimiento del Contrato Colectivo de Condiciones de Trabajo y el respeto a las leyes laborales y a los Derechos Humanos.
González Chirico solicitó que se prioricen los intereses de todos los paraguayos y el cumplimiento de la Ley, “a fin de lograr una reconciliación entre todos los trabajadores de Acepar. Y que se pueda pactar una paz duradera entre la administración de Acepar y los trabajadores, los que están en huelga y los que no”, aseguró el líder sindical.

REPRODUCIMOS ÍNTEGRAMENTE EL COMUNICADO DE LA CEP


COMUNICADO
OBISPOS INSTAN AL DIÁLOGO Y AL CUMPLIMIENTO DE LA LEY, EN UN ESPÍRITU DE JUSTICIA, EN EL CONFLICTO DE ACEPAR

La convivencia pacífica en la sociedad es fruto de la justicia. El cumplimiento de la ley, con respeto irrestricto a la dignidad de la persona humana, conjuntamente con el diálogo racional y civilizado, son el norte que debe guiar a todos los estamentos de la sociedad: gobernantes y gobernados; empresarios y trabajadores.

Motiva este comunicado la situación que afecta a la Industria Siderúrgica Aceros del Paraguay (ACEPAR), cuyos obreros están en huelga por varios meses y donde se han dado conatos de violencia, que han puesto en peligro la integridad de las personas, especialmente la de los más débiles y de sus familias, afectados en sus necesidades básicas.

Si bien el conflicto laboral está en el ámbito de la justicia y ha llegado a límites de enfrentamiento, nada obsta que las partes recapaciten y tiendan puentes para el diálogo con el objetivo de buscar salidas consensuadas. Una conciliación siempre implica reconocer la dignidad del otro y la disposición a renunciamientos, por el logro de un bien mayor.

Las partes tienen derechos y obligaciones legales. Cuando surgen diferencias de interpretación de los mismos, entonces es la justicia la que determina sus límites. Y los ciudadanos estamos obligados a someternos al imperio de la ley y a los dictados de la justicia.

Se insta a los actores de este prolongado conflicto laboral a retomar el camino del diálogo y la conciliación, en el marco de la verdad y del respeto, y al mismo tiempo a los poderes públicos, administrativo y judicial, cada cual en el ámbito de su competencia, asumir con determinación y justicia la solución del conflicto según corresponda en derecho.

Encomendamos esta situación al Señor, que es Justo, por la intercesión de nuestra Señora de Caacupé y de nuestros Santos Mártires, y pedimos la oración de los fieles cristianos.-

Asunción, 27 agosto de 2010

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